Es bien sabido que la marcha de Fernando Torres ha provocado bastante revuelo en el Atleti. Creo que menos del previsto, ya que el reconocimiento por su parte de que fue él quien pidió el traspaso ha desactivado una posible guerra entre afición y dueños.
También pienso que todo el mundo futbolístico: dirigentes y afición, principalmente (los periodistas no los cuento, porque a ellos el fútbol les da igual, sólo quieren vender su periódico, o programa), aceptan una regla que se ha impuesto no se sabe bien por quién ni por qué que dice que si un futbolista quiere irse o quiere que le suban el sueldo pues hay que aguantarse y ceder siempre. Y yo pregunto, pero ¿por qué?
Si se firma un contrato es para cumplirlo, a no ser que ambas partes estén de acuerdo, pero si hay una que no lo está que en el caso de Torres era la directiva, ¿por qué tiene el Atleti que verse obligado a vender?
Algunos diréis, pues si no está a gusto no va a rendir. Y yo digo pues que se le pase la vida futbolística mirando a sus compañeros desde la grada. Es verdad que el club tendrá que seguir pagándole la ficha, pues ahí está el quizz de la cuestión, ver quién aguantaría más. Yo pienso que los clubes tienen las de ganar, sólo hace falta un presidente con dos narices que rete a un futbolista, ése día habrá acabado la dictadura de los niñatos venidos a estrellas de tres al cuarto.
Hay otras formas de vivir la vida, pero no son tan apasionantes