Como ocurre en el libro de García Márquez con la muerte del protagonista, anunciada ya desde el incio de la novela, el partido de ayer no sirvió nada más que para confirmar lo que estaba también claramente anunciado antes del encuentro: la eliminación del Atleti de la Copa de la UEFA. Teniendo en cuenta el resultado de la ida, los futbolistas que no podían jugar y el desastre futbolístico en el que está sumido el equipo no podía suceder otra cosa.
Pero, voy a empezar por el principio. A la llegada al estadio unos minutos antes del partido, todo parecía en calma. El único inconveniente fue que no pudimos pasar por la puerta habitual porque los ingleses estaban accediendo por ella. Cuando salimos por el vomitorio hacia nuestro asiento vimos que detrás de nosotros y ocupando todo el segundo anfiteatro de lateral estaban todos los aficionados del Bolton.Muchos de nuestros aficionados no pudieron sentarse en su asiento habitual, lo que causó, y con razón, un monumental cabreo por su parte. Es absolutamente impresentable y denunciable que el club ponga a toda la afición contraria sobre nuestras cabezas. Porque ellos estaban rodeando todos los vomitorios de acceso a la grada, es decir que tanto para entrar como para salir pasabas a escasos centímetros de diez mil ingleses, enfervorecidos y con unas cuantas cervezas en su sangre.
Nos metieron en una ratonera, y no es la primera vez que pasa, puesto que contra los escoceses del Aberdeen ocurrió lo mismo. ¿Con quién está el club? ¿El presidente no sabe que lo único que puede suceder es una desgracia? ¿Cómo es posible que la UEFA consienta que las dos aficiones estén en la misma zona del estadio? ¿Por qué no se habilitó como en todos los campos una zona en un fondo o en un córner para los ingleses? Son preguntas sin respuestas, porque en el habitual desprecio de la entidad a quienes religiosamete pagamos el abono cada año, no darán ninguna explicación y mucho menos una disculpa.
A los diez minutos de comenzar el partido se iniciaron insultos y lanzamientos de objetos entre las dos aficiones, por lo que tuvo que acudir la Policía Nacional que tomó posiciones en las escaleras de los vomitorios, pero lejos de aplacarse los ánimos todo fue calentándose poco a poco, hasta que la situación se hizo insoportable y decidimos marcharnos de nuestro asiento para intentar ver el partido desde otra zona del estadio, donde estuviéramos más seguros. Claro, el problema era salir. No fuimos los únicos que salimos de allí. Con nosotros, un elevado número de personas abandonó su asiento. Cuando salíamos de la zona de grada un aficionado atlético lanzó no se qué objeto contra los ingleses y una porra voló a escasos centímetros de mi cabeza, pero acertó en la espalda del individuo que iba delante de mí. No vi más proque bajé las escaleras rápidamente, pero seguro que hubo más problemas porque después la gente bajaba indignada y despotricando contra la policía. y contra la directiva del Atleti.
Después de varios intentos por fin nos abrieron una puerta de la zona de grada cubierta y ahí vimos el resto del partido. Faltaban escasos cinco minutos para terminar la primera parte.
Esto no tiene parangón con ninguna situación que haya vivido en él Calderón. Echados de nuestro asiento en nuestro porpio campo y la directiva, tranquilamente sentada en el palco sin importarles ni un pimiento qué ocurre con la que, supuestamente, es su gente. Desde luego, Sr. Cerezo no esperábamos de usted que nos defendiera, pero tampoco que dejara que nos atacaran y nos insultaran en nuestra propia casa.
Como estrambote de esta situación y ya sentados en la zona de abajo, el Atleti lanzó un córner al final de la primera parte que Antonio López casi estuvo a punto de marcar gol. Fue el único córmer en que el Atleti creó peligro, en ese momento me levanté del asiento instinitvamente y uno de los nuestros que se sentaba detrás de mí me dijo: "no te levantes tanto". Una anécdota, si quieren, pero fue el remate para que ayer y por primera vez en mi vida, el Calderón no fue mi casa. Y todo se lo tengo y se lo tenemos que agradecer a Cerezo y Gil Marín.
Del partido poco diré. La primera parte casi no la vi, por lo que acabo de contar.
El Atleti es un desastre organizativamente y futbolísticamente. Sólo funciona la afición que pese a todo, hasta el último suspiro, confiaba en que pudiéramos ayer forzar la prórroga. En el último aliento del partido animaba a subir a Abbiati a rematar un par de córners, pero a mí me dio mucha pena. Si el último recurso que nos queda es que Abbiati suba a rematar córners contra el Bolton, un negrísimo futuro nos espera.
Quería terminar la crónica reiterando mi agradecimiento a toda la directiva del club, empezando por Gil Marín y terminando por Cerezo por facilitar que los ingleses nos echaran de nuestro asiento y nos hicieran sentir extraños en el Calderón por primera vez en nuestra vida.
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Sabes, ayer al final del partido me acordé de ti. De gente que como tú tiene que hacerse cada día dos horas de viaje que deben hacerse muy muy largas a la vuelta con una nueva decepción en la cabeza.
Gente que viaja con las peñas en los autobuses...
Yo al fin y al cabo vivo cerca y a la media hora ya estoy masticando el cabreo en casa.
Lo de la colocación de la afición rival, vergonzoso una vez más. Gente del lateral también se vino a mi zona contando que les estaban tirando monedas, botellas... además de los policías que no hacen preguntas...
Y la esquina donde les suelen poner, desierta...
Ridículo en el campo, en la grada, en los despachos...